“Aquello que no nos mata, nos hace más fuertes”
Robert Patrick “Rocky” Bleier encarna a la perfección la famosa afirmación de Nietzsche. Nacido en Appleton, Wisconsin en 1946, pronto se le empezó a conocer como “Rocky” debido a los continuos alardeos de su orgulloso padre ante sus amigos, a los que les repetía que su hijo parecía “una pequeña roca”. No cabe duda de que Bleier era un chico fornido y atlético desde temprana edad. Y así lo demostró en la Xavier High School, donde se graduó, y fue capitán del equipo de football, baloncesto y atletismo. En football se desempeñaba de manera solvente tanto en ataque como corredor, como en defensa en el puesto de linebacker.

El mayor de cuatro hermanos dejó su ciudad natal, donde su familia regentaba el Bleier’s Bar, para estudiar Administración de Empresas en la universidad de Notre Dame. En su temporada como Junior, su universidad se alzó con el campeonato nacional de 1966, y al año siguiente fue elegido capitán de los Fighting Irish.

El draft de 1968 se hizo demasiado largo para el joven Bleier, que tuvo que esperar hasta la decimosexta ronda para ser elegido por los Pittsburgh Steelers en la 417ª posición global.

Tras su temporada de novato en Pittsburgh donde apenas gozó de protagonismo, fue reclutado por el ejército de los Estados Unidos, y se ofreció como voluntario para ir a la guerra de Vietnam. Finalmente se embarcó para Vietnam en mayo de 1969, y fue asignado a la Compañía C, 4º Batallón (Ligero), 31º Infantería, 196º Brigada de Infantería Ligera. En su escuadrón, operó como granadero con un lanzagranadas M79 de 40 mm.

A los pocos meses, la unidad de Bleier fue enviada para recuperar los cuerpos de nueve soldados estadounidenses que fueron emboscados en una misión anterior en Hiep Duc, en la costa sur central de Vietnam, su batallón fue atacado por sorpresa y Bleier fue herido en el muslo izquierdo por una bala de rifle. Estando en el suelo, vio como a su compañero le impactaba una granada que rebotó en su cuerpo y cayó al suelo haciendo explosión. La metralla atravesó su pierna derecha, perdiendo parte del pie. De los 33 soldados en la unidad de infantería, 25 resultaron heridos y cuatro muertos. Logró sobrevivir y fue trasladado a Tokio para su recuperación. Allí los médicos le dijeron que su servicio había terminado y que jamás podría volver a jugar al football. Destrozado, en todos los sentidos, pasaba las horas en un hospital rodeado de heridos en combate, cuando recibió una postal desde Pittsburgh. La postal simplemente decía: “Rock: el equipo no está bien. Te necesitamos. Art Rooney”.

Tras varias cirugías, fue dado de baja del ejercito en Julio de 1970 y regresó a Pittsburgh, tal y como le había pedido el Sr. Rooney. Ese mismo año se unió a sus antiguos compañeros en el campamento de entrenamiento. Pero seguía con mucho dolor en sus piernas, y no podía ni siquiera caminar sin sentir dolor. Su peso había bajado hasta los 82 kg y no logró alcanzar el nivel suficiente para entrenar al mismo nivel que el resto. Fue incluido en la reserva de lesionados para esa temporada, pero regresó con más fuerza para la temporada de 1971, y logró entrar en el equipo, jugando para los equipos especiales.

Después de varias temporadas sin protagonismo. Se dio una última oportunidad, y entrenó durísimo durante el verano de 1974, para volver a los campamentos de entrenamiento con 96 kg y por fin, ganarse un puesto de titular en el equipo. Bleier supo ganarse la confianza de Chuck Noll, a base de esfuerzo y de buenos bloqueos, que ayudaron mucho al corredor titular, Franco Harris. En 1976, tanto Bleier como Harris corrieron para más de 1000 yardas.
Uno de los momentos más dulces como profesional para Rocky llegaría en la Super Bowl XIII, donde anotaría un touchdown a pase de Bradshaw que fue clave para obtener la victoria frente a los Dallas Cowboys.
Rocky escribió un libro, que se tituló: “Fighting Back: The Rocky Bleier Story”. En el que contaba todo el esfuerzo que tuvo que realizar para recuperarse de sus heridas de guerra y volver a jugar al football. Y fue llevado al cine en 1980 con el mismo nombre (se puede ver en youtube).

Como jugador de football ganó un campeonato nacional universitario con Notre Dame, cuatro Super Bowls con Pittsburgh Steelers. Y con la Armada de Estados Unidos fue galardonado con la Estrella de Bronce y el Corazón Púrpura.
Pero su logro más importante fue no rendirse jamás, y seguir luchando. Porque lo que no te mata, te hace más fuerte, y eso es algo que nos demostró Rocky.