En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
le doy gracias al dios que fuere,
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias,
no he gemido, ni he llorado.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos,
acecha la oscuridad con su horror,
Y sin embargo la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.
No importa cuán estrecha sea la puerta,
ni cuán cargado con castigos el pergamino,
Soy el amo de mi destino,
Soy el capitán de mi alma.
Sirva el famoso poema de William Ernest Henley como preludio de este resumen de mitad de temporada de los Pittsburgh Steelers.
Nadie, absolutamente nadie, esperaba que en el ecuador de la competición estarían invictos los mismos tipos que el año pasado naufragaron para un récord de 8-8. Pero aquí están, celebrando el mejor arranque de la historia de la franquicia. Un 8-0 que para muchos es engañoso, pero que no es nada fácil de conseguir.
La diferencia sustancial entre aquel equipo y el de este año es, sin duda, la salud de Ben Roethlisberger. Comenzaban los Steelers la temporada con una gran incógnita, a qué nivel regresaría su QB después de su largo periodo de inactividad. El hecho de que se cancelara la pretemporada, no hizo sino poner más nerviosos a los aficionados.
Se presentaron los Steelers frente a los NY Giants de Saquon Barkley. Con una defensa imperial, Big Ben tan sólo tuvo que abstenerse de cometer errores. Y la primera victoria llegó y convenció a todos de que Big Ben estaba perfectamente. Y esa defensa, después de dejar a Barkley en 6 yardas de carrera tras 15 intentos, volvió a meter miedo a toda la NFL desde el primer minuto de la temporada.
En esos primeros partidos de la temporada, nos encontramos con el mejor balance entre touchdowns e interceptaciones de Big Ben en toda su carrera. Se notó la mano de Matt Canada, que no sólo se ha dedicado a entrenar a los QBs, sino que también a aportado sus imaginativas jugadas al playbook. Hubo también preocupación por el nivel de Minkah Fitzpatrick, que parecía muy por debajo del nivel demostrado el año anterior.
Cayeron Broncos y Texans. La euforia era contenida, por las circunstancias de los equipos rivales, y ya entonces, se empezó a decir que no habíamos ganado a nadie todavía. El covid nos deparó un bye improvisado y que llegó demasiado pronto. Pero el equipo se repuso y pudo vencer a Eagles, a pesar de recibir dos millones de yardas del receptor Fulgham, que hizo el partido de su vida. Volvían las dudas, esta vez con la secundaria. El ataque, siguió a lo suyo, con un Big Ben muy sobrio, y con el nacimiento de una estrella en Pittsburgh, Chase Claypool, que al igual que Fulgham, hizo el partido de su vida, con cuatro touchdowns espectaculares.
Llegó el partido contra Browns y todos nos pusimos firmes, llegaba el equipo de Cleveland con muy buenas sensaciones, y parecía que después del repaso de Wentz y Fulgham la semana anterior, podríamos pasarlo muy mal contra los estelares receptores de Browns. Pero todo lo contrario, nos encontramos con un partido muy plácido, y en el que todo salió rodado. 5-0 y para arriba en todos los power rankings, pero… con un susto grande en el cuerpo. La lesión de Devin Bush para toda la temporada podría marcar un antes y un después en una defensa casi perfecta.
“Todavía no han ganado a nadie”, “ya veremos contra los Titans”, “por fin se enfrentan a un RB de verdad”. El partido de los invictos, el gran enfrentamiento. Un Derrick Henry desatado amenazaba con romper la racha de victorias de Steelers, que sin Devin Bush, se encomendó a Spillane.
El partido se decidió por pequeños detalles, y Big Ben fue interceptado en tres ocasiones. Pero la victoria se sacó adelante. Sobre todo, porque Derrick Henry se quedó en 75 yardas de carrera y Spillane dio un puñetazo en la mesa, con un nivel por encima de lo esperado. Y por ahí se le escapó el partido a los de Tennesse.
Sin descanso, llegaban los Ravens. Los temibles Ravens, que no pudieron empezar peor, lanzando Lamar un balón perfecto para el pick six de Spillane. Pero el partido se enquistó, y la defensa contra la carrera empezó a flaquear. El ataque no estuvo mucho mejor, y la mayor parte del partido funcionó a trompicones. Se despertaron casi al final para ponerse por delante y en un último drive a la desesperada, estuvo a punto Lamar Jackson de reclamar la victoria. Volvió el mejor Minkah Fitzpatrick para arrebatársela en la end zone en el último segundo.
Los Pittsburgh Steelers igualaban el mejor comienzo de su historia, que se consiguió en 1978 y que acabaría con los Steelers celebrando el título en el Orange Bowl de Miami contra, precisamente, Dallas Cowboys. Dallas, el último rival de esta primera parte de la temporada y que llegaba al choque sin saber muy bien quien dirigiría el ataque. Mientras, en Pittsburgh, la afición acerera debatía sobre cuantos puntos de diferencia les íbamos a anotar. El balón echó a volar y a todos se nos quedó cara de tontos cuando los Cowboys se adelantaban en el marcador hasta por 0-13. La primera parte del equipo apestó, y el tercer cuarto más todavía. Tan sólo en el último cuarto bajaron los brazos los Cowboys, y los Steelers pudieron remontar, no sin dificultades. Al igual que contra Ravens, los vaqueros pudieron llevarse la victoria en la última jugada, y como ocurrió una semana antes, Fitzpatrick se encargó de salvar la última jugada.
Muy pocas veces han bajado las aspiraciones de un equipo tras una victoria. Pero es lo que ha ocurrido con nuestro equipo. Las victorias no paran de llegar, las sensaciones cada vez son peores. Pero una cosa está clara, este año la moneda siempre cae del lado de Steelers.
¿Cuánto durara la racha de victorias?, por lo pronto, nos viene el divisional contra Bengals. No os quepa duda, que su intención es joder la racha de victorias de los de Pittsburgh, sea como sea. Lucharán para ello, y para destruir otra racha vergonzante, la de 9 victorias consecutivas que acumulan Steelers vs Bengals.
En definitiva, una temporada de altibajos anímicos, que no de resultados. En la que tendremos que lidiar con la baja de Bush, y con el infame playbook de Fitchner. Pero una temporada regular que puede ser, a poco que nos sigan acompañando los resultados, la mejor de la historia de la franquicia, que no es poco.
Here We Go !!!!