Mucho se está hablando en estos días de Brock Purdy, quien podría convertirse el próximo domingo 11 de febrero en el primer quarterback irrelevante en ganar un anillo y en el segundo jugador en alzarse con el Lombardi desde el último puesto del draft, tres años después de que Ryan Succop, el hasta hoy más relevante entre los irrelevantes, lo lograra con Tampa en la LV Super Bowl, pues aunque en puridad, el primer Mr. Irrelevant en formar parte de un equipo de Super Bowl fue el fullback Jim Finn, elegido por los Chicago Bears en 1999, al pertenecer al roster de los New York Giants de 2007 que ganaron la Super Bowl XLII, lo cierto es que no jugó ningún partido esa temporada al formar parte de la IR debido a una lesión en el hombro, siendo cortado al final de la temporada.
Siempre, desde el primer draft celebrado en 1936 en el Ritz-Carlton de Filadelfia, ha habido naturalmente un último de la clase. Aquel año, los Giants seleccionaron con el pick #81 al guard de Santa Cruz Phil Flanagan, que, no obstante, decidió firmar finalmente con los Boston Shamrocks de la American Football League (AFL), con quienes jugó los dos únicos partidos de su previsible breve carrera profesional.
Sin embargo, la idea de singularizar a la última selección con el apelativo de Mr. Irrelevant no llegó hasta 1976, cuando el ex receptor Paul Salata, buen amigo del entonces comisionado de la NFL, Pete Rozelle, le propuso introducir alguna novedad desenfadada en la ceremonia del draft de aquel año, sugiriéndole la idea de crear la figura del Mr. Irrelevant para identificar al último jugador elegido cada año en el draft de la NFL. Un apelativo que acarreaba, por añadidura, la conocida como “Irrelevant Week”, en la que se agasaja al farolillo rojo del draft y a su familia en la soleada Newport Beach californiana con unos días de playa con todo pagado; una jornada en Disneyland; la visita al beneficiario del programa de caridad seleccionado para ese año; la participación en una regata de vela y la asistencia a un partido de las Grandes Ligas de Béisbol (Dodgers o Angels) para, como broche final, recibir un reconocimiento especial con la entrega durante el banquete de gala del “Trofeo Lowsman”, una parodia del Trofeo Heisman. En cualquier caso, el objetivo de esta semana festiva no es ni mucho menos denigrar o ridiculizar al señalado, mas al contrario, se persigue “transmitir un mensaje importante: que no es negativo ser elegido último en el Draft de la NFL; más bien, es un honor ser seleccionado” en palabras del propio Salata, encargado de anunciar la selección final del draft cada año hasta 2013, cuando le relevó su hija, Melanie Salata-Fitch.
Salata, de padre serbio y madre serbio-estadounidense de segunda generación, se formó en los troyanos de la USC, jugando para San Francisco 49ers de la AAFC/NFL (1949-1950) y los Baltimore Colts de la AAFC (1950). Después de que la franquicia de Maryland se retirara en 1950, fue declarado elegible, siendo seleccionado en la décima ronda del Draft de la NFL de 1951 por los Pittsburgh Steelers, con quienes no disputó un solo encuentro.
En este sentido, la relación de los Steelers con la figura del Mr. Irrelevant ha sido muy notable a lo largo de la historia. Para empezar, y como acabamos de ver, seleccionó al mismísimo creador del galardón. Pero es que, en 1979, la campaña de publicidad desplegada por Salata para la «Irrelevant Week» de aquel año, fue tan potente que Los Angeles Rams, con la penúltima selección, pasaron intencionalmente de elegir para así dejar que los Steelers, a quienes correspondía la última selección por haber ganado el anillo la temporada anterior, eligieran primero. The Chief advirtió inmediatamente la jugada de los Rams y lejos de renunciar a la publicidad y el eco mediático que suponía contar con el Mr. Irrelevant de ese año, también eludieron la elección, negándose ambos a cumplir con sus turnos. Ante el bloqueo mutuo de las franquicias, tuvo que intervenir Pete Rozelle, que sorteó el turno de selección, obteniendo los Steelers el derecho a elegir, dando lugar ese incidente a la conocida como “Salata Rule«, que desde entonces prohíbe a las franquicias saltarse su turno de elección para así obtener la elección final. Por cierto, en aquel año, el Mr. Irrelevant fue la elección nº 330, el receptor de Northwest Louisiana, Mike Almond, primero en ser galardonado con el Lowsman Trophy, siendo cortado después en el training camp de Latrobe. Que le quiten lo bailao en Anaheim…
La franquicia de Pittsburgh ha elegido en cinco ocasiones en el último turno del draft, seleccionando, salvo en un par de ocasiones, a verdaderos inanes, y por tanto ajustados acreedores del motete creado por Salata. Así, en 1941 optaron en la ronda vigesimosegunda por el back de Cornell Mort Landsberg, quien finalmente firmó por los Eagles y más adelante con los Dons de Los Angeles, disputando únicamente diecisiete partidos como profesional. En 1975, con el número de elección 442, la franquicia seleccionó a Stan Hegener, un guard de la Universidad de Nebraska que no llegó a jugar un solo partido en la NFL.
Al año siguiente, con el número 487 – la mayor cantidad de jugadores seleccionados en cualquier draft en la historia-, Kelvin Kirk se convirtió en el primer Mr. Irrelevant oficialmente nombrado por Salata, un receptor y retornador de Dayton, donde lideró el yardaje aéreo con 24,5 yardas por recepción en 1975. Después de ser cortado por los Steelers, Kirk jugó con aprovechamiento siete temporadas en la CFL para los Toronto Argonauts , Calgary Stampeders , Saskatchewan Roughriders y Ottawa Rough Riders, acumulando más de 6,500 yardas en su carrera profesional. Hay que decir que Kirk no pudo iniciar mejor la primera Semana Irrelevante de la historia, al perder el vuelo que debía trasladarle a California. Un sosia de Kelvin participó en la ceremonia oficial de bienvenida y en la caravana hasta que el verdadero Kirk llegó finalmente al condado de Orange ese mismo día, a tiempo de saludar y fotografiarse con Mickey Mouse.
En el draft de 1979, como ya dijimos antes, si bien eligieron como última opción al ciertamente transparente Almond, la selección de 1980 fue todo lo contrario. Aquel año, y tras cerrar la gloriosa tetralogía de la década de los setenta, los Steelers volvían a ser los últimos en elegir. Tras catorce elecciones y doce rondas, con el numero 333 optaron por el guard de Florida A&M Tyrone K. McGriff Sr., quien después de jugar tres temporadas en Pittsburgh, donde disputó treinta y seis partidos con diez titularidades a las órdenes de Noll, firmó por la USFL, ganando la competición con los Michigan Panthers, antes de jugar la temporada de 1985 con los Memphis Showboats. Tyrone es la única elección final que no ha tenido a bien asistir a la Irrelevant Week. En 1996, McGriff Sr. fue incluido en el Salón de la Fama del fútbol americano universitario, después de haber sido tres veces All-America, división universitaria, en los años 1977 a 1979.
Como puede advertirse, la relación de los Steelers con Mr. Irrelevant es acentuadamente intensa, no en vano seleccionaron al creador del evento; forzaron la redacción de la vigente Salata Rule; eligieron en 1976 al primer Mr. Irrelevant oficial y al único de entre los últimos que no ha asistido a la ceremonia en Newport Beach. De hecho, hoy el equipo mantiene activa esa umbilical relación con la irrelevancia: lleva siete años siendo absolutamente intrascendente en los playoffs y, además, para consolidar esa insignificancia, parece que la próxima temporada va a continuar con el más insustancial, fútil, vacuo y vano personaje de la NFL, nuestro inefable Head Coach, Mr. Non-Losing Season. Semana en Disneyland también para él, por favor.
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