El pasado 20 de abril, y en este mismo blog, nuestro querido @sergetus nos contextualizó y anticipó la llegada de la Marea Roja a las orillas del Allengheny que, además, significaba quebrar una tradición de más de setenta años sin que los Steelers hubiesen elegido a un jugador del programa de football de Tuscaloosa en primera ronda.
Para completar esa formidable entrada de Sergio, les propongo ahora examinar el negativo de esa imagen. Si los egresados de la Crimson Tide han sido tradicionalmente ignorados por el front office de los Steelers ¿Cuáles han sido, por el contrario, los caladeros donde con más frecuencia ha pescado la franquicia acerera a lo largo de su historia?
Si atendemos a este último draft, podría decirse que la Colbert Rule que rige desde el año 2000 se ha cumplido aun mínimamente, siendo dos los jugadores elegidos procedentes de colleges tradicionalmente caros a los gustos selectivos de Kevin: Quincy Roche (Miami (FL) y Pat Freiermuth (Penn St.). Y es que en estos veintiún años, los Hurricanes de Miami y los Nittany Lions han surtido el roster con hasta ocho jugadores: Orien Harris (2006), Sean Spence (2012), Anthony Chickillo (2015) y Artie Burns (2016) por Miami, y Matt Kranchick (2004), A.Q. Shipley (2009), Jesse James (2015) y Marcus Allen (2018) procedentes de State College.
Notables incorporaciones desde luego, pero sin duda lejos de las ratios de universidades como Ohio St., que de ella sola llegaron hasta ocho prospectos: Rodney Bailey (2001), Santonio Holmes (2006), Thaddeus Gibson (2010), Doug Worthington (2010), Cameron Heyward (2011), Mike Adams (2012), Ryan Shazier (2014) y Doran Grant (2015).
Tras esta avalancha de los Buckeyes, de la soleada Florida St. han llegado Chris Hope (2002), Alonzo Jackson (2003), Bryant McFadden (2005), Willie Reid (2006), Lawrence Timmons (2007) y Vince Williams (2013). Cinco han sido los seleccionados procedentes de las universidades de Tennessee, Georgia y Florida: Tee Martin (2000), Chris Scott (2010), Daniel McCullers (2014), Cameron Sutton (2017) y Joshua Dobbs (2017); Kendrell Bell (2001), Verron Haynes (2002), J.T. Wall (2003), Fred Gibson (2005) y Jarvis Jones (2013); Max Starks (2004), Dallas Baker (2007), Maurkice Pouncey (2010), Marcus Gilbert (2011) y Chris Rainey (2012), respectivamente.
Ahora bien, si ensanchamos la perspectiva temporal, el escenario cambia radicalmente. Entre 1936, año del primer draft, donde la primera elección de la historia de la franquicia fue el back de Notre Dame de literario apellido, Bill Shakespeare, y el referido draft de 2000, los Rooney aplicaron la máxima de que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, no en vano, nada más y nada menos que cuarenta y seis selecciones han sido de los hermanos Panthers de la universidad de Pittsburgh. Y llama la atención que, de ese elevado número, únicamente el corner Hank Poteat y James Conner fueron elecciones de Colbert. Probablemente los picks que mejor rendimiento ofrecieron fueron el safety Paul Martha en 1964 y el linebacker Jerry Olsavsky en 1989, quien ejerce actualmente como entrenador de linebackers, siendo el primero y Tom Ricketts las únicas primeras rondas de los Panthers para los Steelers. Dan Marino pudo ser en 1983 el tercero, pero priorizamos a Gabriel Rivera. Tendríamos ahora diez Super Bowls.
A nadie puede extrañar que la segunda universidad con más estudiantes seleccionados por Pittsburgh sea Notre Dame. Y no solo por la tradición y calidad de su programa de football, sino porque llevando los Rooney sangre irlandesa en sus venas, los Fighting Irish tenían que ser necesariamente un lugar del gusto para los dueños de la franquicia. Entre los Golden Domers reclutados para Steel City se incluye, como hemos dicho, la primera selección general en 1936 y la historia de la franquicia, el citado Bill Shakespeare. Otros jugadores de primera ronda fueron los Pro Bowlers Myron Pottios en 1966 y Frank Varrichione en 1955, así como Johnny Lattner (abuelo del actual linebacker Robert Spillane) en 1954. También de la universidad indiana proceden Stephon Tuitt en 2014, Terry Hanratty en 1969 y el mítico Rocky Bleier en 1968.
Para cerrar este tríptico casi parental, debemos detenernos en la muy católica universidad de Duquesne, situada en pleno Uptown de Pittsburgh, y desde cuyas aulas se ve Heinz Field y antes el Three Rivers. Sólo diré que el estadio donde juegan los Dukes se llama Art. J Rooney Athletic Field, no en vano, el mismo formó parte del programa deportivo en la segunda década del siglo XX y su hijo Dan, se graduó allí mismo. Pues bien, entre 1937 y 1951, último año en el que esta universidad aportó jugadores al draft de la NFL, han sido veintitrés los jugadores seleccionados, y de ellos, catorce, es decir, el sesenta y uno por ciento, fueron elegidos por Pittsburgh.
Sin salir del Keystone State, los Steelers siguieron buscando jugadores conocidos por sus técnicos y scouts, de modo que hasta veintiséis jugadores engrosaron sus filas desde las aulas de Penn St. Y entre ellos, todos en pie, Franco Harris en 1972 y Jack Ham en 1969.
El gusto por el programa deportivo de Gainsville no se aprecia únicamente en la era Colbert, sino que desde siempre, la universidad de Florida ha sido un filón para la franquicia, con primeras rondas tan solidas como Maurkice Pouncey (2010), Huey Richardson (1991) o Paul Duhart (1945), siendo también notables Gators de acero jugadores como Marcus Gilbert (2011), Max Starks (2004), Ernie Mills (1991), David Little (1981) y Larry Gagner (1966).
Tres Boilermakers de Purdue fueron seleccionados en primera ronda por los Steelers, el formidable Len Dawson, aunque su carrera se desarrollara plenamente en Kansas City y, cómo no, el granítico Rod Woodson, ambos miembros del Salón de la Fama. Chukky Okobi (2006), Jeff Zgonina (1993) y Jerrol Williams (1989) son otros nombres reclutados por Pittsburgh.
Michigan St. nos ha dado tres extraordinarios espartanos en primera ronda: el doble Pro Bowler Lynn Chandnois en 1950, el inolvidable Plaxico Burress en 2000 y el tan brillante como descerebrado Le’Veon Bell en 2013. De East Lansing también llegaron elementos apreciables como Jim Miller (1994), Myron Bell (1994) y Gary Ballman (1962).
Los únicos jugadores de primera ronda elegidos por los Steelers de los archienemigos de los Spartans fueron Devin Bush en 2019 y Dave Brown en 1975, lamentablemente perdido al año siguiente en el draft de expansión ante los Seahawks, donde se consagró como extraordinario jugador. LaMarr Woodley en 2007 apuntaba también a gran defensa hasta que las lesiones interrumpieron su carrera. Y desde luego, Larry Foote fue otro destacado Wolverine en Steel City.
Finalmente, ninguno de los veinte jugadores seleccionados a lo largo de la historia de la Universidad de Tenneessee llegaron lejos, destacando si cabe la humanidad de los 160 kilos de Dan McCullers (2014), el prometedor Joey Clinkscales (1987) o el Steagle y Card-Pitt Johnny Butler (1942). Mayor interés tiene, sin embargo, advertir como en el draft de 2000, de las nueve oportunidades de elección, Colbert utilizó una quinta ronda para cooptar a otro Volunteer, el QB Tee Martin con el nº 163, descartando otros quarterbacks como Marc Bulgar (168), Spergon Wynn (183) o Tom Brady (199). En la sexta ronda aun le quedaba una selección antes que New England eligiera al Wolwerine de San Mateo, el pick #173, que lo empleó en el DE Chris Combs, retirado en 2002…
Un muchacho católico de Beaver Falls, treinta millas al norte de Pittsburgh, cuyo padre y su abuelo se dedicaron a la siderurgia en las industrias del carbón y del acero del área metropolitana de Pittsburgh, que adoraba a Roberto Clemente y que universidades, como acabamos ver, umbilicalmente relacionadas con Steelers como Ohio St., Notre Dame o Penn St. le ofrecieron becas para sus programas de football, estaba escrito que tenía que jugar en Steel City, como antes lo estuviera Unitas o después Marino. Ese chaval de Beaver Falls terminó en Alabama y luego en Nueva York. Crimson Tide nos debe una y espero que Harris abone la factura que dejó pendiente mi idolatrado Joe Namath.
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