En sus 17 años Greg Conley no le había fallado a sus Steelers ni una temporada. Cada jornada se dispone a ver el partido enfundado en la camiseta de Roethlisberger con el 7 a la espalda que le regalaron por su octavo cumpleaños y que todavía le vale a pesar de medir un metro noventa de estatura. Es su prenda favorita pues se la había regalado su abuelo, el cual le inculcó desde pequeño ese amor por los acereros, pues el mismo había sido eso: acerero en los altos hornos de Pittsburgh en la época en la que la ciudad era el epicentro de la industria siderúrgica del país.
Moundsville, su ciudad natal, se encuentra a escasa hora y cuarto del antiguo Heinz Field, y está situada en la frontera natural que forma el rio Ohio entre los dos estados de Ohio y Virginia Occidental. Es una ciudad pequeña con todo lo que se puede necesitar pero Greg tiene que acudir al instituto John Marshall en la localidad vecina de Glen Dale.
Fue allí, en el trayecto del autobús de camino al instituto donde conoció a Ty su inseparable compañero de triunfos y derrotas acereras. La casualidad hizo que ese día los dos vistieran con la misma sudadera del estilo Salute to Service con los nombres de TJ Watt y de LeVeon Bell en la divisa del pecho. Además, los dos eran compañeros en los Monarchs de Moundsville, el equipo de football del Instituto, y eso les unió aún más ya que Greg por su estatura y peso jugaba de tackel izquierdo en la línea ofensiva, y Ty con sus ciento setenta centímetros y setenta kilos de pura fibra jugaba de wide runner.
Ty se había mudado desde Pittsburgh el año pasado cuando su madre encontró trabajo en el Reynolds Memorial Hospital de Glen Dale. La vida no los había ayudado mucho y siempre habían tenido que buscarse la vida y su suerte en otros lugares para poder continuar adelante. Con la misma edad que Greg, Ty ya había vivido en 4 ciudades distintas del Medio Oeste mientras que su amigo lo más lejos que había llegado en su vida fue cuando en el colegio les llevaron a conocer Washington y sus lugares y monumentos más emblemáticos.
El domingo suelen ver el partido juntos y aprovechan para comentar las mejores jugadas del partido del día anterior con los Monarchs. En el PJ’s Pizza de Ohio St, habia dos pantallas grandes donde poder ver los partidos, así que mientras ambos ven el partido, comparten el Sunday Saving consistente en 2 Special PJ’s con dos cocacolas heladas por 22.99 dólares…el menú favorito de Ty.
– ¡¡Ese cornerback me hizo ver las estrellas bro!!. Me dejó sin aliento después de placarme y tirarme al suelo como si fuera una hoja de papel – narraba Ty mientras Greg miraba el partido.
– Tienes que ser más listo tío, corrías más que ese flacucho y sólo a ti se te ocurre ir contra él en lugar de esquivarle – le contestó Greg mientras veía como Chris Boswell conseguía los primeros 3 puntos para Pittsburgh frente a los Rams de Los Angeles.
– La culpa es del entrenador Geoffrey…cada vez se parece más al puto Matt Canada. ¡¡Anda pásame otro trozo de pizza, amo la pizza de este garito!! – contesto Ty.
Adam Amin y Daryl Johnson comentaban el partido esa noche para la Fox :
– “..off the fake this is where Stafford’s at his best play action… Nacua in traffic and he made the catch!! What a play by Puka Nacua in between Wallace and Fitzpatrick… somehow came down with it!!.
– ¡¿Pero cómo ha podido coger eso?! –se lamentaba Greg al ver como a la defensa le costaba parar al receptor de los Rams.
– A ese tío le lanzan una lavadora y te la coge igual, ¡¡es increíble!! – apuntaba Ty – Oye, ¿has empezado el trabajo de Ciencias del Profesor Newman?.
– Lo he mirado por encima, no es difícil. ¿Por qué? ¿Otra vez necesitas “atención personalizada” como con el trabajo de Literatura? – pregunto Greg.
– No me vendría mal la verdad, la otra vez conseguí un aprobado siguiendo tu “playbook” – contestó Ty mientras le guiñaba un ojo a su amigo.
Greg es un alumno que se aplica y gestiona bien sus tareas pero no destaca excesivamente entre el resto, mientras que Ty es desorganizado y un poco perezoso pero con un talento y un carisma natural que hace que le caiga bien a toda la gente con la que se relaciona. La gente del Instituto los ha bautizado como Villanueva y Juju por sus “parecidos razonables“.
Se acercaba Halloween y en el Instituto se estaba empezando a organizar la fiesta anual de disfraces a la que acudiría un Dj a poner música, se celebraría el concurso de Mejor Disfraz y se nombraría al Rey y la Reina del curso 23-24. Para los alumnos del Instituto John Williams y como habitantes de Glen Dale o Moundsville, aquello suponía el evento del año, casi por encima de la Marshall County Fair, la tradicional fiesta de ganado que se celebra en verano.
“…Stafford looking, throwing, and he’s got Kupp, he’s got the two points and the Rams have a seven-point lead”
– Este año voy a disfrazarme del Sensei Lawrence de Cobra Kai…¿tu de que te vas a disfrazar colega? – pregunto Ty. Mientras los Rams ya se adelantaban en el marcador por una diferencia de 7 puntos y en los Steelers todavía no había señales de cambiar la situación.
– ¿Me estas vacilando Ty? – le contesto Greg con un trozo de pizza en la boca a medio comer. –¡¡Joder, es como si yo fuera vestido de la Princesa Vaiana!!
– ¡Vaya, ya salió el tema racial!- contesto Ty en tono irónico para vacilar a su amigo – Solo los blanquitos pueden disfrazarse de blanquitos…¿sabes que te digo Villanueva? ¡!Vete a entonar el himno¡¡ ¡Black Lives Matter! .
Los dos se echan a reír, mientras el partido discurre a favor de la franquicia angelina y el tiempo en contra de la anteriormente conocida como Cortina de Acero.
Habían conocido tiempos mejores, no muchos porque son jóvenes todavía, y como aficionados acérrimos a su equipo, siempre es mejor verles ganar que perder, pero para ellos lo mejor es la experiencia de compartir el momento, el sentimiento de pertenencia al equipo y disfrutar juntos del juego que practicaban cada sábado… y eso supone una gran victoria cada fin de semana.
– Tendríamos que ir algún día a Heinz Field a ver un partido. – propuso Greg. – Aceptaría incluso ir a verles a esa perrera apestosa de Cleveland pero si es en nuestra casa mejor que mejor…¿Qué te parece?.
– Es Acrisure.- aclaró Ty
– ¿Qué? – contesto Greg con tono irritado
– Que se llama Acrisure Stadium.- volvió a aclarar Ty ya con media sonrisa en la boca aguantándose la risa a sabiendas que a Greg le fastidiaba mucho este tema.
– ¡No me jodas Ty!, no me calientes. Ese nombre es una puta mierda y lo sabes. Es Heinz Field y punto. Si quieres venir bien y si no que te den capullo.- gritaba Greg enfadado.
– Vaaaaale vaaaale.- se reía Ty.- Me ha quedado claro. Podrías escribir a la familia Rooney aportando tu argumento de peso para que lo vuelvan a cambiar, ¿no crees?.
– Pues mira, si finalmente vamos no descartes que me haga una pancarta en la que se lea: “Sr Rooney, Acrisure le puede asegurar los huevos a Ty por mil millones de dólares porque los tiene cuadrados y no los utiliza para nada”.- le contesto Greg para picar a su amigo.
– Hahaha que idiota eres. – se rio Ty
“…Steelers in the 3- yard line they just got the snap off…and they got it. Pittsburgh’s got the lead! Touchdown Najee Harris!!”
– ¡Eso es! – estalló Greg.- ¡Vamos joder! Hay que conseguir mantener el marcador como sea.
– Bueno, ¿entonces cuando vamos a Pittsburgh?.- preguntó Ty retomando el tema.- Podría hablar con mis primos que viven en South Side Flats para estar con ellos en la Tailgate Party. Ellos no tienen coche ni nada, van en bus hasta el estadio pero dicen que se monta una buena en el parking del estadio y por ahí.
– No está mal pensado pero el mayor problema es sacar las entradas y últimamente no estoy muy sobrado de pasta.- se quejó Greg. – Ya las estuve mirando y el precio se escapa de mi presupuesto. Quizá sean más baratas cuando nos visiten los Cardinals en diciembre.
Sus padres trabajaban para mantenerle a él y a sus dos hermanas pequeñas, y la economía familiar estaba muy ajustada. Recientemente su hermana pequeña Claire de 7 años se había roto dos dientes jugando en el patio trasero y la factura del dentista para arreglar el estropicio les había supuesto a sus padres tener que renunciar a cambiar la secadora que llevaba rota desde antes de verano.
Su padre había pasado por varios trabajos desde que Greg tenía recuerdos, pero últimamente se empleaba en los almacenes Big Lots en Bridgeport, OH a 20 minutos de Moundsville; y su madre había conseguido un empleo de media jornada en el Lafayette Inn como camarera de habitaciones en 2020 unos meses antes de que llegara la pandemia.
– Podríamos hacer algo de pasta trabajando los fines de semana repartiendo pizzas aquí en el PJ’s. – propuso Ty.
– Me gustaría ver como después de Acción de Gracias recorres con tu bici Jackson Avenue con más de un metro de nieve en las aceras.- se burlo Greg.- O igual puedes hacer como en la película que me ponían mis padres de pequeño que había cuatro jamaicanos que iban en trineo a los Juegos Olímpicos de Invierno hahaha.
– ¡Eh! No te metas con los hermanos. Estuvieron a punto de ganar.- contestó Ty. – Yo también vi la peli.
“…and this is the end of game…the Rams got points at the end of the first half and they were poised to come out and kind of blow this game but the power play by TJ Watt to start the second half and the Steelers defense were outstanding second half. The typical offense in the fourth quarter, Kenny Picket gets hot and Here we go!!.”
– Bueno, no ha estado mal. Al menos hemos sacado la victoria y unas buenas porciones de pizza.- dijo Ty. – Pero ya se puede poner las pilas el Coach Tomlin y decirle al gordo de Matt Canada que se largue a cultivar maíz a Indiana.
Greg y Ty recogieron los restos de la comida y se dirigieron a la salida. Al pasar por el mostrador vieron a Paul Jenkins, el dueño del establecimiento, amasando una bola de pizza, lanzándola al aire como si fuera un disco. Jenkins, aficionado también al football, era fanático de los Bills, y a pesar de no ser rivales de división, siempre había un pique sano entre los tres.
– ¡Eh Jenkins!, parece que en Buffalo va a haber otro año blanco…y no lo digo por la nieve hahaha.- le dijo Ty a través de la cristalera al cocinero.- Los chicos del abuelo Bellichick os acaban de mojar la oreja otra vez.
– ¡Maldita sea Juju! Si salgo del mostrador voy a enseñarte lo que es transformar un field goal con tu culo como balón. – contestó Jenkins.- Os apuesto un Sunday Saving a que vuestro equipo no consigue el famoso récord positivo de Tomlin y os quedáis en la cuneta incluso por detrás de los Browns.
– Sera un placer venir a cenar gratis. Hasta el domingo.- se despidió Greg
Greg y Ty abandonan el local y se dirigen hacia el campo de juego del East End Park en dirección a casa, el mismo campo en el que Greg había aprendido a tacklear a su padre mientras éste fingía caer al suelo dolorido por el impacto.
Quizá todavía no pudieran ir a ver a sus Steelers en el estadio, donde ondearían sus Terrible Towels a la vez que el resto de aficionados pero no cambiarían por nada del mundo las tardes de pizza y football juntos, da igual donde jugaran o el resultado: ellos eran True Steelers y así lo hacían ver cada domingo luciendo sus camisetas.
Greg y Ty continuaron viendo a los Pittsburgh Steelers cada domingo de partido durante el Instituto. Al acabar este periodo Greg se marchó de Moundsville para estudiar una carrera en la Universidad de Indiana; Ty tuvo que mudarse nuevamente con su madre y consiguió un trabajo de fin de semana repartiendo paquetería para FedEx en Durham, NC mientras lo compaginaba sus estudios.
.