Sin la Scouting Combine que todos conocemos, la agencia libre es, sin duda, el primer foco de verdadera atención para los aficionados al football en esta offseason pandémica. Y hay que decir que desde que en 1993 (y también antes) en que se reformó este periodo de contratación, los Steelers han tenido tradicionalmente buen olfato para firmar jugadores a priori intrascendentes y que después se han revelado como decisivos en el trascurso de la temporada.
En puertas de la apertura de este mercado, repasemos esos aciertos y crucemos los dedos para que en esta ventana se repitan algunos de ellos (un Trent Williams, un Alex Mack o un Chris Carson nos vendrían muy bien, por cierto…).
En la agencia libre de 2000, el undrafted Brent Alexander, un rápido safety de Tennessee State que había jugado previamente con Cardinals y Panthers, fue firmado por Kevin Colbert para reforzar una posición debilitada por la salida de Davis y Simmons. Nadie puede discutir que su cooptación se amortizó el 20 de enero de 2002 cuando interceptó en dos ocasiones a Elvis Grbac, siendo así fundamental en la victoria de los Steelers en los playoffs divisionales por 27 a 10 sobre los Ravens, junto con la valiosa aportación ofensiva del prometedor costamarfileño Amos Zereoue.
El caso de Ray Seals es aún más sorprendente, no en vano, es de los pocos jugadores (Eric Swan y Sav Rocca) que pasó directamente del high school a los emparrillados profesionales, al firmar con los Buccaneers en 1989 desde el aula del Syracuse Henninger High School. El caso es que en 1994 es agenciado por el director de operaciones Donahoe para reforzar la línea defensiva de los Steelers y, puede decirse que, sin su concurso, la presencia en el Super Bowl XXX no hubiera sido viable, pues tras un inicio nefasto en el duelo conferencial ante Colts con dos intercepciones a Neil O’Donnell, esa tendencia fue invertida con un nodal placaje de Seals a Lamont Warren en un tercero y una yarda que permitió que la iniciativa del juego pasara a O’Donnell y sus formidables conexiones con Thigpen y Mills.
Pocas veces han sido mejor invertidos once millones de dólares como los empleados para firmar en la agencia libre al gran Kimo von Oelhoffen. Sí, muchos me dirán que Carson Palmer no estará de acuerdo con esta valoración…Titular desde la temporada 2000, en sus seis años acereros acreditó 20.5 sacks, 189 tackles y 3 fumbles, siendo especialmente importante su aportación en 2005, y no me refiero sólo a la referida jugada del Wildcard contra sus ex de Cincinnati, donde los ligamentos de Palmer se trocharon con la presa del hawaiano, provocando por cierto la implantación de la aberrante «Cláusula Kimo», el primer ladrillo para la progresiva inmunidad de los quarterbacks en el football posmoderno. Como decimos, al margen del lamentable episodio Palmer, su aportación en los playoffs de aquel glorioso 2005 fue notable, takcleando y sackeando sucesivamente a Manning, Plummer y Hasselbeck.
Entre 1964 y 2000 hubo únicamente, y entiéndaseme bien por favor, tres culos para el quarterback de los Steelers: Ray Mansfield, Mike Webster y Dermontti Dawson. Con la retirada del inolvidable número 63, la agencia libre volvió a ofrecer un trasero de garantías durante cinco años de la mano -del culo- de Jeff Hartings, titular en todos los partidos entre 2003 y 2005, siendo seleccionado para el Pro Bowl en 2004 y 2005 y All-Pro del primer equipo en 2004. Big Ben no pudo tener un mejor big brother en su primer año en el pocket.
Para que luego digan que la deuda de oxígeno es una coña. El 21 de octubre de 2007 los Steelers visitan el Invesco Field en Mile High en la séptima fecha de esa temporada. En un momento del partido, el agente libre Ryan Clark nota un dolor agudo en el costado izquierdo por el que tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital. Allí le diagnostican un infarto esplénico debido a un problema en sus células falciformes que padecía desde niño y que se acrecienta precisamente en altitudes elevadas. A Clark le tuvieron que extirpar el bazo y la vesícula biliar, poniendo fin a su temporada. A pesar de perder casi quince kilos, regresó como capitán a los Steelers en 2008, siendo desactivado cuando les tocaba viajar a Denver (1.700 metros sobre el nivel del mar), convirtiéndose, junto con Polamalu, en una de las peores amenazas de la liga para el juego aéreo, en la punta de lanza de los blitz de LeBeau, y fundamental en la consecución del sexto anillo de aquel año.
Nadie en la historia de esta competición ha seleccionado linebackers en los drafts como los Steelers. Y en la agencia libre no iba a ser menos. Cuando en 2001 los Jets liberan a James Farrior de su roster, en Pittsburgh se les ponen las orejas tiesas, firmándolo inmediatamente para unirse a aquella temible línea formada por Gildon, Bell y Porter, convirtiéndose, con el tiempo, en el líder histórico de tackles de la franquicia con la barbaridad de 740 placajes únicos (1085 combinados). Su mejor actuación en temporada regular llegó en una derrota de la tercera semana ante los New England Patriots, en la que registró nueve placajes y un sack, mientras que en la postemporada, fue el verdadero Ultimate Farrior para Payton, pues en aquellos playoffs de la AFC Divisional contra los Colts, registró diez placajes y 2.5 sacks. Farrior alcanzó con todo mérito el Hall of Honor acerero en 2020, ganando dos anillos, siendo dos veces pro Bowl y All Pro en 2004.
Si bien nos estamos refiriendo hasta ahora a agentes libres conforme a la regulación implantada en 1993, sería imperdonable no citar entre los grandes agentes libres de la franquicia al formidable Gary Anderson, unos de los mejores pateadores de la historia o casos sensiblemente diferentes a la agencia libre como el caso de Jerome Bettis, quien fue adquirido en un canje del día del draft en 1996 o el particular caso de Tommy Maddox tras su paso por la XFL.
Habrán advertido que he dejado intencionadamente para el final a Kevin Greene. Sirva esta deferencia como homenaje póstumo a su temprano y desgraciado fallecimiento el pasado mes de diciembre. La llegada en 1992 de Chuck Knox como entrenador en jefe de los Rams supuso una severa modificación de la estructura defensiva de la franquicia, deparando a un rol secundario a Green, que hasta entonces se había desempeñado como el mejor linebacker de la ciudad de Los Angeles en una defensa 3-4. Esa nueva coyuntura le hace buscar un entrenador más en sintonía con su juego, entrevistándose con los coordinadores defensivos de Packers y Steelers, Fritz Shurmur y Dom Capers, respectivamente. Y antes la duda entre Holmgren El Ofensivo y Cowher El Defensivo, no tuvo dudas. Greene firmó un contrato de agente libre por tres años y 5.35 millones, siendo elegido All-Pro en 1994 cuando lideró la NFL en número de sacks, y nominado linebacker del año de la NFLPA AFC (empatado con otro monstruo fallecido, Junior Seau) por primera vez en su carrera. En 1995, alcanzó el Pro Bowl, donde terminó con nueve sacks, disputando el Super Bowl XXX, donde el mejor fue otro defensa, pero de los Boys. Y eso que para el dios LeBeau, Greene era un extraordinario jugador contra la carrera, pero uno de los mejores pass rushers de la historia de la NFL, casi imbloqueable.
La vinculación del añorado Greene con Pittsburgh se puso de manifiesto en 2016, cuando, a pesar que únicamente jugó tres de sus quince temporadas como porfesional en Three Rivers, decidió recibir su anillo del Salón de la Fama en Heinz Field, con el siguiente e inapelable argumento: Once a Steeler, always a Steeler.
Si bien su salida de Pittsburgh se justificó en el tope salarial, so capa de que se quería invertir en jugadores más jóvenes, lo cierto es que los Rooney no tuvieron la sensibilidad que se había ganado en sus tres temporadas en la casa. Un regusto amargo del que se resarció en el Super Bowl XLV, donde sus linebackers queseros le ganaron la partida a la ofensiva de Arians y Tomlin.