En la NFL, lo que separa a los buenos running back de los del montón, es una cifra. Una cifra redonda que injustamente define si eres bueno o malo. Las mil yardas. Se dice con frecuencia, “es un corredor de mil yardas”. Si corres para 1010 yardas, eres la hostia y has hecho tu trabajo, si te quedas en 990 yardas, necesitas mejorar.
Sin miedo a equivocarme, y teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente, puedo afirmar que el primer gran corredor de los Pittsburgh Steelers fue John Henry Johnson.
La segunda selección de los Steelers en el Draft de 1953, se largó a jugar a Canadá por un salario que los Steelers no podían asumir, aunque Art Rooney dijo que el joven, criado en California, huyó del frío de Pittsburgh. Los Calgary Stampeders lo disfrutaron durante un año, tras el que Johnson firmó con los San Francisco 49ers, de vuelta a su California.
Junto con Joe Perry, Hugh McElhenny y el quarterback Y.A. Tittle, formó una unidad legendaria, el “Million Dollar Backfield” de los 49ers. Cuatro jugadores, para cuatro bustos en Canton.
Los números de Johnson fueron de más a menos durante tres temporadas, y en 1957 fue canjeado a los Detroit Lions.
Veni Vidi Vici, junto con una pléyade de buenos jugadores, entre ellos el quarterback Bobby Layne, que al igual que Johnson fue seleccionado en el draft por Steelers e igualmente rechazó el trabajo, se coronaron campeones de 1957, en la que es la última aparición de la franquicia de los Lions en una final. Barrieron del mapa a los Cleveland Browns del debutante Jim Brown.
Los Pittsburgh Steelers se hicieron primero con Bobby Layne, que esta vez aceptó el empleo, y después de tres años de Johnson en Detroit, en los que al igual que en San Francisco fue de más a menos, se hicieron también con él.
Sin rencores, ambos jugadores acabarían jugando en el equipo que los eligió en el draft, y al que rechazaron en primera instancia. A diferencia de sus dos primeras experiencias en 49ers y Lions. Johnson fue de menos a más, y tras llevar el balón para 621 yardas y 787 yardas en 1960 y 1961, logró la hazaña de las mil yardas en su tercera temporada, con 1.141 yardas.
Por primera vez en la historia de los Pittsburgh Steelers, un jugador rompía esa barrera, y lo volvería a hacer en 1964. El único partido que perderían los Browns campeones de 1964 sería ante los Steelers de Johnson que corrió para 200 yardas y anotó 3 Td.
John Henry Johnson terminó su Carrera en los Houston Oilers en 1966, después de jugar sus mejores años en Pittsburgh, lo que le valió para ser seleccionado tres veces para el Pro Bowl.
En 1987, se reunió en el Salón de la Fama con su buen amigo Bobby Layne y sus compañeros del Million dollar Backfield. Un premio merecido para el que Jim Brown definió como “el mejor corredor que jamás haya visto”.
Para Bobby Layne, era mucho más que un corredor. Su habilidad para bloquear era bien conocida por todos. “John Henry es mi guardaespaldas”, comentó el QB.
Johnson buscaba intimidar a los rivales, cargando contra ellos con fiereza. En sus propias palabras, “Tienes que asustar a tu oponente, de alguna manera altera su concentración. Me doy cuenta de que puedo eludir a muchos chicos después de que tengan miedo a chocar conmigo”.
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