Esta temporada que está a punto de empezar, será la decimoctava de Ben Roethlisberger en el pocket de los Steelers, lo que convierte al grandullón de Lima en un verdadero atesorador de récords, no sólo de la franquicia acerera, sino de la propia competición. Únicamente hay, al día de hoy, tres QB que no hayan cambiado de conjunto desde que fueron drafteados: Ryan, desde 2008; Rodgers, desde 2005 y Big Ben, desde 2004. Verdaderas rara avis del deporte profesional.
En el ámbito del soccer, la figura del One-Club Man, en otras palabras, aquel jugador que inicia y concluye su carrera profesional defendiendo la misma camiseta, está sólidamente arraigada en el imaginario colectivo del aficionado, muy especialmente en el mundo anglosajón, siendo aquellos que pertenecen a este perfil respetados y admirados de manera especial por la grada. Debe tenerse en cuenta que en este tipo de jugadores, concurre, además de una incontrovertible calidad sin la cual les hubiere sido imposible mantenerse tantos años en la misma plantilla, una cualidad excepcionalmente valorada por la hinchada, y que no es otra que la insobornable lealtad a los colores con los que debutó, rechazando en ocasiones jugosas y tentadoras ofertas de otros clubes, que sin embargo desestimaron, ponderando otras razones a las estrictamente crematísticas. Ejemplos de este biotipo son innumerables, pero si tuviésemos que glosar un puñado de ellos atendiendo a su calidad, permanencia en el club, títulos obtenidos y aprecio por su afición, bien podrían señalarse a Ricardo Bochini, El Bocha, el mago de Independiente de Avellaneda, quien jugó 19 temporadas y 742 partidos con los Diablos Rojos; Sandro Mazzola, el irrepetible interior neroazurri, que disputó 417 partidos en los 16 años que pasó en San Siro; Nílton Santos, cuya fecha de nacimiento fue adoptada por su club, el Botafogo, como día del club tras jugar 16 temporadas con los alvinegros; o qué decir de Paolo Maldini, cuyas 25 temporadas en Milán le hacen acreedor de que su rostro aparezca en el scudetto o, finalmente, Santiago Bernabéu, quien ingresó en el club en 1912 como jugador, se incorporó a su Junta directiva en 1927, asumió la secretaría técnica en 1929 y la presidencia en 1943, hasta su muerte en 1978…66 años dedicados al Real Madrid.
Este tipo de jugadores que, como hemos visto, son relativamente frecuentes en el plano del soccer, no tiene su reflejo en el football. Las razones son múltiples y variadas. Quizá la más evidente deriva del sistema de configuración de las plantillas en un deporte y en otro, lo que incide directamente en el vínculo del jugador con su club o franquicia. En efecto, los clubes de soccer, por regla general, mantienen una estructura de formación y desarrollo de futbolistas que se inicia desde los siete u ocho años, cuando no antes. Esas canteras de jugadores tienen como objetivo final nutrir con mayor o menor fortuna la primera plantilla del club, por lo que aquellos que por su calidad, sus condiciones y algo de fortuna lograron recorrer todas las categorías inferiores hasta llegar al primer equipo, han desarrollado una identificación con su escudo que en muchas ocasiones va más allá del terreno profesional para adentrarse en el campo puramente sentimental. Un espécimen, por cierto, en vías de extinción en el actual panorama de relativismo moral que asola el fútbol en particular y la sociedad en general.
En el football, por el contrario, los jugadores –más allá de sus preferencias personales por razones de orígen, familiares o sociales- toman contacto por vez primera con la franquicia que va a ser su casa tras ser drafteados, es decir, con no menos de veintidós años por regla general. Es natural y consecuente por tanto que el grado de vinculación con esos colores venga dado en estos casos más por un desarrollado sentido de la profesionalidad y la responsabilidad -rasgo sí mamado e interiorizado por estos jugadores desde la Elementary School hasta el college, pasando por el high school- que por su amor a una institución a la cual, por cierto, no pueden acceder libremente habida cuenta del sistema de elección de jugadores universitarios. ¿Alguien duda dónde les hubiera gustado jugar a George Blanda, Jim Kelly, Gus Frerrotte o Dan Marino si hubieren podido elegir franquicia? ¿Acaso a Mike McCarthy, Chuck Knox o Mike Dikta no les hubiera gustado estar en el pellejo del allengheniano Bill Cowher? ¿cómo Charlie Batch no iba a tragar banquillo desde 2002 con esa cara de perenne felicidad, si nació enfrente del Heinz Field y la Steelers Nation le adora?¿qué hubiera preferido el Rebel Archie Manning para sus hijos, los gélidos inviernos del Norte o, por el contario, los suaves y embriagadores atardeceres en Dixieland?
La cuestión salarial en un deporte y otro también incide notablemente en la escasez de One Franchise Men en la NFL en comparación con el soccer. Y es que el laberíntico sistema salarial y de estatus profesional en la NFL, a saber, agencias libres, restringidas, franchise tags, jugadores en transición, así como la regulación de los salary caps, que condicionan la política de recursos humanos en las franquicias del football, obligan en muchas ocasiones a los general managers a efectuar trades y operaciones con jugadores que por propia voluntad no se moverían del roster pero que las circunstancias así lo exigen.
Un tercer argumento que dificulta la presencia de más jugadores de una sola camiseta en la NFL es la propia naturaleza de la disciplina. Un jugador de soccer que se haya cuidado, que haya tenido suerte con las lesiones y, especialmente antes de la dictadura de las televisiones, que no haya jugado más de 40-50 partidos al año, puede perfectamente dilatar su carrera deportiva hasta los quince años o más. Ejemplos hay de sobra. Ahora bien, la extraordinaria dureza del football hace imposible carreras profesionales tan largas, salvo en aquellas posiciones que sufren menos contacto o bien, que no exigen una excesiva movilidad y que, como veremos a continuación, son precisamente donde se dan más ejemplos de One Franchise Men en la NFL. El football es extremadamente veloz en casi todo: la temporada es corta, las acciones sobre el grid son explosivas, la vida del jugador es breve…por tanto, si las lesiones, los estados de forma o la mentalidad no permiten un nivel de permanente efervescencia, a los jugadores se les corta, sin más. Y a buscarse la vida en otra ciudad. Nótese al respecto que la idiosincrasia del mercado laboral en los Estados Unidos simplifica todo esto también a nivel del deportista profesional. A diferencia de la Vieja Europa, los Estados Unidos, desde su fundación han crecido merced a la voluntad pionera de hombres y mujeres a quienes no les dolían prendas en coger su caballo y su carreta y recorrer miles de millas para adentrarse en terrenos desconocidos y peligrosos, instalar su porche, su mecedora y ver crecer la hierba. Esa flexibilidad y movilidad en el mercado laboral que se ha trasladado a lo largo de los años y las generaciones, habilita al trabajador norteamericano para ser inmune a los traslados y las mudanzas, adaptándose sin problemas a sus nuevas condiciones sociales y laborales, y si no, que se lo digan a Josh McCown, el journeyman quarterback por excelencia, con doce equipos a sus espaldas.
En definitiva, los condicionantes de un deporte tan peculiar como el football, no invitan a que sus jugadores echen raíces en una franquicia y se retiren en ella. No obstante, que sean menos que en el soccer no significa que no los haya, y muy importantes. Debe subrayarse, además, que como a continuación veremos, se trata de jugadores de altísimo nivel en todos los casos y extraordinariamente identificados con sus equipos e idolatrados por sus aficiones. A continuación se va a presentar un cuadro con los One Men Franchise tanto activos como retirados de la NFL con más de 200 partidos con su franquicias, su posición, las temporadas, los partidos disputados, el año de nacimiento y los reconocimientos recibidos por su juego. Los que a continuación del apellido llevan una (A) es que a la fecha están activos.
Equipo | Posición | Temporadas | Partidos | Nacimiento | Méritos | |
Jason Hanson | Lions | Kicker | 1992-2012 | 327 | 1970 | Pro-Bowler |
Darrell Green | Redskins | DB | 1983-2002 | 295 | 1960 | Hall of Fame |
Lou Groza | Browns | Kicker | 1946-1967 | 268 | 1924 | Hall of Fame |
Larry Fitzgerald (A) | Cardinals | WR | 2004- | 263 | 1983 | Pro-Bowler |
Don Muhlbach (A) | Lions | C | 2004- | 260 | 1981 | Pro-Bowler |
Jackie Slater | Rams | OT | 1976-1995 | 259 | 1954 | Hall of Fame |
David Binn | Chargers | DSnapper | 1994-2010 | 256 | 1972 | Pro-Bowler |
Mike Kenn | Falcons | Tackle | 1978-1994 | 251 | 1956 | All Pro |
Pat Lehay | Jets | Kicker | 1974-1991 | 250 | 1951 | All Pro |
Jeff Van Note | Falcons | Center | 1969/1986 | 246 | 1946 | Pro-Bowler |
Patrick Mannelly | Bears | Dsnapper | 1998-2013 | 245 | 1975 | |
Dan Marino | Dolphins | QB | 1983-1999 | 242 | 1961 | Hall of Fame |
Ronde Barber | Bucs | CB | 1997-2012 | 241 | 1975 | All-Pro |
Mick Tingelhoff | Vikings | Center | 1962-1978 | 240 | 1940 | All-Pro |
Sam Koch | Ravens | P | 2006- | 239 | 1982 | Pro-Bowler |
John Elway | Broncos | QB | 1983-1998 | 234 | 1960 | Hall of Fame |
Jim Bakken | Rams | Kicker | 1962-1978 | 234 | 1940 | All-Pro |
Ben Roethslibetrger (A) | Steelers | QB | 2004- | 233 | 1982 | Pro-Bowler |
Ray Lewis | Ravens | LB | 1996-2012 | 228 | 1975 | All-Pro |
Will Shields | Chiefs | Guard | 1993-2006 | 224 | 1971 | All-Pro |
Too Tall Jones | Cowboys | DE | 1974-1989 | 224 | 1951 | All-Pro |
Derrick Brooks | Bucs | LB | 1995-2008 | 224 | 1973 | All-Pro |
Joe Nash | Seahawks | NT | 1982-1996 | 218 | 1960 | All-Pro |
Hines Ward | Steelers | WR | 1998-2011 | 217 | 1976 | All-Pro |
Gene Upshaw | Raiders | Guard | 1967-1981 | 217 | 1945 | Hall of Fame |
Bill Bates | Cowboys | DB | 1983-1997 | 217 | 1961 | All-Pro |
Michael Strahan | Giants | DE | 1993-2007 | 217 | 1971 | All-Pro |
Monte Coleman | Redskins | LB | 1979-1994 | 215 | 1957 | |
Jimmy Johnson | 49ers | DB | 1961-1976 | 213 | 1938 | Hall of Fame |
Bruce Armstrong | Patriots | Guard | 1987-2000 | 212 | 1965 | Pro-Bowler |
Jim Otto | Raiders | Center | 1960-1974 | 210 | 1938 | Hall of Fame |
Fred Cox | Vikings | Kicker | 1963-1977 | 210 | 1938 | All-Pro |
Elvin Bethea | Oilers | DE | 1968-1983 | 210 | 1946 | Hall of Fame |
Randy White | Cowboys | LB | 1975-1988 | 209 | 1953 | Hall of Fame |
Jessie Tuggle | Falcons | LB | 1987-2000 | 209 | 1965 | Pro-Bowler |
Merlin Olsen | Rams | DT | 1962-1976 | 208 | 1940 | Hall of Fame |
Len Rohde | 49ers | Tackle | 1960-1974 | 208 | 1938 | Pro-Bowler |
Bryant Young | 49ers | DE | 1994-2007 | 208 | 1972 | All-Pro |
Ray Guy | Raiders | Punter | 1973-1986 | 207 | 1949 | All-Pro |
Howard Cross | Giants | Tight End | 1989-2001 | 207 | 1967 | |
Randy Rasmussen | Jets | Guard | 1967-1981 | 207 | 1945 | |
Ken Riley | Bengals | DB | 1969-1983 | 207 | 1947 | All-Pro |
Art Shell | Raiders | Tackle | 1968-1982 | 207 | 1946 | Hall of Fame |
Charlie Cowan | Rams | Guard | 1961-1975 | 206 | 1938 | Pro-Bowler |
Julius Adams | Patriots | DE | 1971-1987 | 206 | 1948 | Pro-Bowler |
Steve Wisniewski | Raiders | Guard | 1989-2001 | 206 | 1967 | All-Pro |
Reggie Williams | Bengals | LB | 1976-1989 | 206 | 1954 | |
Dave Dalby | Raiders | Center | 1972-1985 | 205 | 1950 | Pro-Bowler |
Kyle Clifton | Jets | LB | 1984-1996 | 204 | 1962 | |
Doug Dieken | Browns | Tackle | 1971-1984 | 203 | 1949 | Pro-Bowler |
Tom Rafferty | Cowboys | Guard | 1976-1989 | 203 | 1954 | |
Gene Hickerson | Browns | Guard | 1958-1973 | 202 | 1939 | Hall of Fame |
Joe Scibelli | Rams | Guard | 1961-1975 | 202 | 1939 | Pro-Bowler |
Jack Youngblood | Rams | DE | 1971-1984 | 202 | 1950 | Hall of Fame |
George Martin | Giants | DE | 1975-1988 | 201 | 1953 | |
Donnie Shell | Steelers | DB | 1974-1987 | 201 | 1952 | All-Pro |
Mack Strong | Seahawks | FB | 1994-2007 | 201 | 1971 | All-Pro |
Scott Studwell | Vikings | LB | 1977-1990 | 201 | 1954 | Pro-Bowler |
John Brodie | 49ers | QB | 1957-1973 | 201 | 1935 | All-Pro |
De la anterior relación llama poderosamente la atención que una franquicia histórica como Packers no cuente con ningún jugador de estas características en su larga y exitosa historia (Aaron Rodgers entrará en el club de los 200 esta misma temporada). Por mucho amor –Bart Starr se quedó en 196 partidos- que sientas por los queseros, no hay Dios que aguante ese frío durante muchos años… Por el contrario, no resulta sorprendente que los Raiders, con seis jugadores, sea el conjunto que más One Franchise Men ostente, si tenemos en cuenta el acendrado sentido tribal y de clan que el añorado Al Davis imprimió a todos los niveles de la franquicia, desde empleados a jugadores, pasando, claro está, por la irreductible Raiders Nation. Algo parecido ocurre en Pittsburgh de la mano del proyecto familiar de los Rooney, pues aunque no alcanzaran los 200 partidos, la relación de jugadores que fueron siempre negro y oro es sencillamente abrumadora: Joe Greene, Andy Russell, L.C. Greenwood, Terry Bradshaw, Mel Blount, John Kolb, Jack Ham, Jack Lambert, Mike Wagner, Dwight White, Rocky Bleier, Larry Brown, Lwynn Swann, John Stallworth, Dermontti Dawson, Troy Polamalu, Casey Hampton, Heath Miller, Bret Keisel o Ike Taylor… Y es que ya lo dijo jack Lambert en su discurso en Canton:
» And finally, how fortunate I was to play for the Pittsburgh fans… a proud and hard-working people who love their football and their players. If I could start my life all over again, I would be a professional football player, and you damn well better believe I would be a Pittsburgh Steeler!