No fue sexy pero los Pittsburgh Steelers hicieron lo correcto en Green Bay.
Los Pittsburgh Steelers evitaron errores del pasado y se alinearon a una filosofía que ha marcado el rumbo de las tres anteriores ediciones del Draft. Sin ser espectacular, el reclutamiento de 2025, desde una de las catedrales de la NFL y el deporte mundial, fue inteligente y pensado hacia el próximo año, cuando el magno evento aterrice en la ciudad del acero por segunda ocasión en la historia.
El conjunto que comandan Omar Khan y Mike Tomlin – con un Andy Weidl que trabaja desde las sombras – le dio la espalda a Shedeur Sanders, rechazado por toda la liga hasta que los Cleveland Browns hicieron la de siempre. Pittsburgh encontró a su lanzador hasta la sexta ronda en la persona de Will Howard, el tercer brazo que se une al departamento de lanzadores aurinegro… a espera, claro está, de lo que decida el patrón (Aaron Rodgers, en caso de que usted viva debajo de una piedra).
Los Steelers se mantuvieron en su posición original para tomar a Derrick Harmon, un portentoso liniero defensivo proveniente de Oregon que conmovió a todos cuando se supo del sensible fallecimiento de su madre horas después del Draft. Su llegada en la primera ronda significa que Pittsburgh ha optado por las trincheras en dicha vuelta por tercera ocasión en fila. Queda claro que la gerencia general y Tomlin desean replicar lo hecho por Filadelfia en campañas recientes. Los ‘grandotes’ nunca sobran.
“Queríamos reconstruir el aspecto físico en todas las áreas”, dijo Tomlin en conferencia de prensa. En específico la línea defensiva, donde además de Harmon se suma el portaviones Yahya Black, uno de los muchos personajes que se han incorporado a la unidad de Karl Dunbar en semanas recientes. Fue justamente el asistente quien indicó que el producto de Iowa podría ser utilizado a lo largo de la trinchera y no sería encasillado en un rol como tackle nariz tradicional. Deberemos seguir de cerca su desarrollo durante el campamento de entrenamiento y la pretemporada, pues sobre sus enormes hombros recaerá una importante responsabilidad que podría otorgarle mayores libertades a sus compañeros, entre ellos Jack Sawyer.
El linebacker externo de Ohio State fue visto por muchos como una especie de pick innecesario, sin entender justamente la fórmula que busca calcarse, aquella de los vigentes campeones. El paso del tiempo no perdona ni siquiera a tipos de la estatura de T.J. Watt, que requerirá constantes respiros durante los cotejos conforme entra en edad. Basta ya de experimentos con Cassius Marsh, Melvin Ingram, Malik Reed y un largo e infructífero etcétera.
Nunca estará de más alguien que llega con contrato de novato a una posición a la que le están destinando gran parte del botín – Alex Highsmith y un Nick Herbig próximo a cobrar también entran en la ecuación.
Más poder para el backfield
Kaleb Johnson, por su parte, apunta a ver el campo de inmediato, haciendo mancuerna con Jaylen Warren. El corredor de los Hawkeyes encaja de manera perfecta en el esquema de zona que emplea Arthur Smith. De acuerdo a hombres mucho más letrados que un servidor, fue una bendición que siguiera disponible cuando Pittsburgh volvió a elegir con el pick 83 (tercera ronda).
Ciertamente hubo equipos que se mantuvieron alejados de Johnson por un pobre desempeño en las 40 yardas del Combine – un ejercicio que francamente se ha vuelto un simple protocolo para atraer audiencias durante una de las raras ocasiones en que la NFL no genera interés general. He escuchado a ignorantes compararlo con Najee Harris por este simple hecho… ni al caso.
Hablamos de alguien con habilidad para encontrar el hueco correcto, realizar el corte preciso y atacar de manera vertical. No será capaz de evadir a los defensas del segundo nivel con regularidad en la NFL, pero veremos constantemente ganancias de 10 y 15 yardas. Durante su etapa universitaria – en una de las escuelas que se aferra al juego terrestre como Tomlin lo hizo el año pasado, a pesar de su pobre funcionamiento – enfrentó constantemente a siete u ocho hombres en el box, situación que con George Pickens y DK Metcalf de por medio no debería repetirse.
Si en las trincheras se trató de añadir un elemento de intimidación, en las posiciones de glamour ofensivo claramente se vira hacia la explosividad. Los dos receptores mencionados arriba y el nuevo corredor poseen todas las herramientas para verticalizar el campo.
Todavía más importante, Johnson y Warren van en consonancia con lo que la línea ofensiva busca implementar desde hace años. Adiós a las pitcheadas a Harris que terminaban en absolutamente nada.
El dilema del QB
De manera similar – y de nuevo, a espera de lo que decida hacer Rodgers con su vida – el cuerpo de quarterbacks comienza a perfilarse justo como Art Rooney II lo desea.
“Creo que es difícil gestionar una sala de quarterbacks con quarterbacks con estilos tan diferentes, así que creo que el año que viene me gustaría vernos con una sala de quarterbacks en la que, sea quien sea, haya dos quarterbacks que puedan trabajar con el mismo sistema. Así que espero que eso sea algo en lo que podamos basarnos y que Arthur (Smith) pueda aprovechar en su segundo año aquí. Sin duda he visto algunos aspectos positivos y cosas en las que hemos mejorado, pero, de nuevo, el final de la temporada fue algo que no esperaba que acabáramos así”, dijo el dueño a finales de enero.
Howard, que llevó a Ohio State al campeonato nacional, es un lanzallamas cerebral que fue reclutado por universidades de la Ivy League. Leer defensivas previo y durante las jugadas no es mayor problema para él. Demostró liderazgo en momentos complejos con los Buckeyes (una dolorosa derrota en casa ante el odiado Michigan) camino a la gloria; finalizó el juego ante Notre Dame con 231 yardas y dos pases de anotación. En 2024, su primer y único año jugando para Ryan Day después de transferirse desde Kansas State, los números hablaron por sí solos.
‘Aburrido’ podría ser el adjetivo perfecto, toda vez que posee disciplina y si no encuentra opciones viables va con su válvula de escape o simplemente utiliza las piernas. La precisión con el balón es sin duda una de sus grandes virtudes. Seguramente compartirá cuarto en Latrobe con Skylar Thompson, alguien con quien coincidió por espacio de dos campañas en Kansas State.
Redondearon la clase el linebacker Carson Bruener, procedente de Washington y el totalmente desconocido Donte Kent, cornerback de Central Michigan. El primero de ellos estaba cantado, pues el apoyador es hijo del otrora acerero Mark, quien fuera tomado por los negro y oro en 1995 y que actualmente funge como scout en la zona del país donde su hijo jugaba colegialmente; una clásica movida de los Acereros bajo el mando de Tomlin.
“Estábamos en el teléfono con él por los méritos de su CV”, fue pronto en asegurar el entrenador de los Steelers. Algo hay de cierto en ello, pues durante su último año con los Huskies se convirtió en titular de tiempo completo y lo aprovechó con más de 100 derribos y tres intercepciones. Es un sustituto natural a Tyler Matakevich e incluso Mark Robinson.
Kent cuenta con velocidad y seguridad a la hora de taclear, dos aspectos que lo convierten en candidato ideal para jugar como gunner en la unidad del bienamado Danny Smith; incluso devolvió despejes en su andar con los Chippewas. Podría competir con Beanie Bishop Jr. y Brandin Echols por oportunidades en el slot.
Independientemente de si estos hombres tienen una larga y productiva carrera o no, lo relevante es que Pittsburgh se mantuvo fiel a un estilo y filosofía que ya no es casualidad. Expertos en la materia se cansaron de proyectar a Sanders como futuro bajo centro en la ciudad del acero, pero Tomlin, Khan y Weidl entendieron que un equipo competitivo no se construye actuando con pánico durante los tres días del Draft.
Armados con infinidad de selecciones compensatorias en 2026, Pittsburgh podrá ser agresivo a la hora de buscar a su quarterback del futuro cuando el proceso de reclutamiento aterrice a en la ciudad del acero el próximo año.
.