En 2018, Mason Rudolph vivía su primera temporada como profesional en la NFL. Fue un año de aprendizaje, errores y momentos difíciles. Pero uno de esos momentos quedó grabado a fuego: un breve gesto de Aaron Rodgers tras un partido de pretemporada entre los Steelers y los Packers.
“Tuve una actuación difícil al principio”, recuerda Rudolph. “Y él se acercó, me saludó y me ofreció algunas palabras de aliento, motivándome a seguir trabajando duro. No sucede a menudo. Se tomó la molestia de saludarme, y eso fue increíble”.
Ese gesto, casi anecdótico, ha cobrado hoy una nueva dimensión. Porque Aaron Rodgers podría estar a punto de convertirse en jugador de los Pittsburgh Steelers. Y en Cortina de Acero, creemos que no es una posibilidad, sino una realidad encubierta.
Una incorporación que se está cocinando a fuego lento
Desde nuestro punto de vista editorial, todo indica que Aaron Rodgers ya ha cerrado su incorporación a los Steelers. Solo faltaría esperar a que concluyan las actividades voluntarias —los OTA y minicamps no obligatorios— para evitar tensiones dentro del vestuario y no alimentar debates innecesarios en esta etapa de preparación.
Rodgers, uno de los quarterbacks más influyentes de su generación, no necesita justificar su ausencia en sesiones voluntarias. Y desde la franquicia, todo parece estar encaminado a un anuncio que se haría oficial en julio.
El objetivo: ser el QB titular en la Week 1
La intención no sería otra que llegar con plena sintonía al campamento de verano y convertirse en el mariscal de campo titular en la primera jornada de la temporada 2025. Con una plantilla joven, una defensa consolidada y un cuerpo técnico ambicioso, Pittsburgh necesita liderazgo desde la posición más importante del campo.
Y si ese liderazgo lo aporta Aaron Rodgers, todo comenzó con un apretón de manos y unas palabras de aliento, una noche cualquiera de 2018.