Después de lo ocurrido en el primer partido, donde vimos una mala actuación de James Conner, me vino a la cabeza lo importante que es, para la ciudad de Pittsburgh, la capacidad de superación que siempre ha demostrado consiguiendo reponerse y avanzar en todo aquello que la vida le pone en su camino. En la semana 2 lo demostró desde el principio, con sus 16 acarreos que le supusieron 103 yardas y 1 TD. Vimos a un Conner más parecido al que nos tiene acostumbrados y, que suplió a las mil maravillas a Le´veon Bell.
Para lograr entender quién es James Conner, debemos conocer mejor su historia deportiva que siempre ha ido ligada a la ciudad de Pittsburgh y las pruebas que la vida le ha ido poniendo.
Nos puede dar la sensación que lleva muchos años en la liga pero Conner, solo tiene 25 años. Fue elegido en tercera ronda en el draft de 2017, asumiendo la titularidad en 2018 cuando Bell decidió no jugar ese año por conflicto salarial con el equipo.
James desde muy pequeño ha amado el fútbol americano, en High School mientras asistía a Mcdowell en Erie (PA), jugó para los Trojans donde era RB y DL, en su último año corrió para 1680 yardas en 155 acarreos y 26 TD.
En agosto de 2012, se comprometió para jugar a fútbol americano con la universidad de Pittsburgh, donde cosechó una gran carrera. Al final de su etapa en la universidad, consiguió 3733 yardas con 30 TD, además se sacó el título con honores. Fue nombrado jugador del año en la ACC en 2014.
Todo indicaba que iba rumbo a la NFL hasta que en 2015 sufrió una lesión en la rodilla, que le llevaría al final de su carrera universitaria. Sin embargo, su historia no acabaría ahí. Al hacerle un reconocimiento médico, porque dormía poco y sudaba constantemente y mientras rehabilitaba su rodilla, los médicos encontraron otro problema. James Conner fue diagnosticado con cáncer, concretamente el linfoma de Hopkins. Tenía varios tumores creciendo cerca del corazón y su esperanza de vida no superaba varias semanas.
Cualquier otro se hubiese rendido pero James no lo hizo. Después de seis duros meses de tratamiento con quimioterapia, por fin, un día, los médicos le dijeron que estaba limpio de cualquier resto del cáncer. En alguna ocasión él mismo ha explicado: «Con el cáncer, es lo primero en lo que piensas al despertar y lo último que piensas antes de dormir«. «Esa mierda te consume».
En su caso no fue así. Al año siguiente volvió para jugar su última temporada en college, donde consiguió 1092 yardas y 12 TD. Con grandes actuaciones, como la que tuvo frente a Clemson al correr 189 yardas.
Al año siguiente anunció que se presentaba al draft. Fue seleccionado en el puesto 105 global por el equipo de su ciudad, los Pittsburgh Steelers. Como buen Pittsburgher cumplió el sueño de defender la camiseta al igual que sus ídolos de infancia: Franco Harris, Jerome Bettis y Rocky Bleier.
Así que, si alguna vez dudamos de James Conner y, me incluyo entre los que duda, debemos recordar todo lo que ha sufrido y luchado para llegar a vestir la camiseta de los Steelers cada domingo. En declaraciones de Dorin Dickerson, que también jugó en la universidad de Pittsburgh: “Como vas a vencer a un tipo que ha vencido al cáncer”.
El número 30 tiene corriendo por sus venas sangre negra y amarilla, y eso no se encuentra todos los días.