El pasado domingo, con ocasión del partido que enfrentó en Heinz Field a Pittsburgh y Houston correspondiente a la tercera semana de esta extraña y confinada temporada, Benjamin Todd Roethlisberger Sr. se convirtió en el jugador de los Steelers con más partidos disputados con esa camiseta.
Fíjense, cuando el 19 de septiembre de 2004 Big Ben protagonizó su primer snap profesional en un entorno tan poco acogedor como el de setenta mil hinchas gritando en las gradas del M&T Bank Stadium y con individuos al otro lado de la línea de scrimmage de la catadura de Lewis, Suggs, Hartwell o Reed, los hoy teammates de Roethlisberger, Snell Jr., McFarland, Bush, Claypool o Layne, disfrutaban de la felicidad y la inocencia que sólo los seis años de edad pueden brindar en el calor de sus domicilios familiares, protegidos de las alimañas que acechaban por vez primera al gigante rubio de Lima, Ohio. Bueno, quizá el pequeño Devin ya supiera de que iba esto cuando viera a su padre sin camiseta por el salón de casa…Los Watt Bross, por cierto, tenían diez, doce y quince años, respectivamente, y parece que los suyo por entonces era el baseball…
En cualquier caso, desde aquel lejano domingo de 2004, al 7 de la Universidad de Miami le ha dado tiempo a defender 221 veces los colores negro y dorado, una más por tanto, del hasta ahora ilustre tenedor de ese honor: el gran y siempre recordado Mike Webster quien, no obstante, aún conserva el récord de titularidades, con 194, seguido de Hines Ward, con 190. Por cierto, estas dos leyendas acereras, junto con Mel Blount (200) y Donnie Shell (201), son los únicos jugadores de la historia de la franquicia en superar la doble centena de partidos disputados, no alcanzando esa cifra mitos de la categoría de Ham, Green, Bradshaw, Dawson, Lambert, Harris, Faneca, Russell, Polamalu y tantos otros.
Y es que debe valorarse en su justa medida la gesta que supone disputar más de doscientos partidos en un deporte tan lacerante físicamente como éste, en una franquicia del nivel de exigencia que tiene Pittsburgh y, finalmente, en una posición tan expuesta como la de quarterback, más aun, cuando por las singulares condiciones físicas de Big Ben, ha sido siempre un objetivo especialmente vulnerable, encajando muchos más golpes de los necesarios en esos 221 partidos. Y es que pocos mariscales han sido tan resilientes como Ben, precisando casi siempre de un segundo, cuando no de un tercer o de un cuarto esfuerzo para derribarlo, lo que le ha generado a lo largo de su carrera una abultada historia clínica. Nótese que en 2009 fue sackeado cincuenta veces, y cuarenta y seis de media en las tres temporadas anteriores, un castigo, qué duda cabe, mucho más severo que los recibidos por otros jugadores más livianos, más elásticos, más rápidos o con menos coraje.
Debe subrayarse que estos 221 partidos, una marca realmente admirable para un quarterback, como veremos a continuación, pudieron ser en realidad cuarenta y uno más, si tenemos en cuenta aquellos en los que sus numerosas lesiones le impidieron saltar al turf. Estaríamos hablando por tanto de alrededor de 260 partidos, lo que le colocaría por encima de colegas de profesión como Rivers (230), Testaverde (233), Elway (234), Eli (236) Marino (242), Frankerton (246) o Morrall (255), en el entorno y presto a superar a Peyton Manning (266) y únicamente por debajo de fenómenos tanto en el juego como en la salud de la categoría de Brees (277), Brady (287), Favre (302) o el eterno Blanda (340) que además jugó mucho años como kicker, verdaderos dominadores de esta categoría, no en vano, de los diez primeros jugadores en la lista con mayor numero de partidos, ocho son pateadores, con el danés Morten Andersen a la cabeza, quien entre 1982 y 2007 jugó la enormidad de 382 encuentros, los últimos con una indisimulable papada en consonancia con su barriga.
Pero volvamos a la capital de Maryland de hace dieciséis años. Aquel 19 de septiembre, el mismo día por cierto en que se estrenaba la tercera temporada de The Wire, con Stringer Bell y Avon Barksdale acorralados por McNulty y el siniestro Marlo a punto de tomar West Baltimore, Ben completó 12 de 20 pases, para 176 yardas, dos touchdowns, dos intercepciones y, cómo no, dos sacks, con un rating de 82.5. En la victoria del pasado domingo, despachó 23 pases completos de 36 lanzamientos para 237 yardas, sin ser esta vez interceptado, siendo, cómo no, sackeado un par de veces y lanzando dos touchdowns, con una valoración de 101.3. En este último partido, lanzó un pase de touchdown a su quincuagésimo primer receptor diferente – Eric Ebron- y su 119º partido con más de un touchdown, es decir, en más de la mitad de sus juegos.
Entrevistado en los vestuarios de Heinz Field al acabar el partido, y después de enfatizar que su marca hubiera sido inviable si no se relaciona con las formidables OL de las que ha disfrutado estas diecisiete temporadas, rechazó la sugerencia de un periodista de si podía llamársele desde ahora «Iron Ben», al contestar que «nunca me van a llamar Iron Ben porque solo hay un Iron Mike. Me siento honrado de estar en la misma categoría que él».
Si Big Iron Ben alcanza esta temporada 237 o 238 partidos, será señal que habremos llegado al gran partido en el Raymond James Stadium de Tampa. 7 de febrero, dorsal número 7, 7 anillos… viva la cábala!!!!