»Johnny Blood, Your name was a household word in our home.» John F. Kennedy
John Victor McNally nació en New Richmond, Wisconsin, y por raro que parezca, no practicó ningún deporte durante su paso por la escuela secundaria. Se dedicó a estudiar y se graduó con 14 años. Pero cambió de parecer durante su estancia en la Universidad St. John’s de Collegeville, Minneapolis, donde jugó a todos los deportes que se le propusieron, y lo hizo realmente bien. Siendo la estrella del equipo de football, capitán del equipo de baloncesto, lanzando en el beisbol y con grandes actuaciones en atletismo. Fue editor del periódico escolar, dirigió un equipo de debate y era considerado un erudito.
Pero su comportamiento extraescolar no era tan brillante, y dejó St. John’s para aterrizar en Notre Dame donde sería expulsado al año siguiente, para inscribirse después en Dartmouth, donde también sería expulsado.
Como demostraría a lo largo de toda su vida, McNally huía de la estabilidad y siempre estaba buscando la forma de salir de su zona de confort. Durante un paréntesis en su inusual carrera universitaria, estuvo trabajando, junto con su mejor amigo y compañero de universidad, Ralph Hanson, en “The Minneapolis Tribune”, que pertenecía a la familia de McNally. Pero no era suficiente para el inquieto John y convenció a Hanson para jugar en un equipo de football semiprofesional que se estaba creando en la ciudad (East 26th Street Liberties de Minneapolis), con la intención de ganarse un dinero extra.
De ser escogidos, podrían ser descubiertos jugando profesionalmente, y perderían su año restante de elegibilidad universitaria, por lo que era arriesgado usar sus verdaderos nombres. El día de las pruebas para el equipo, subieron a la moto de McNally sin saber muy bien que nombre iban a utilizar para su “travesura”. Hasta que la moto de John frenó delante de un teatro de la Avenida Hennepin, donde se estaba emitiendo el film “Blood and Sand” de Rudolph Valentino. McNally señaló la marquesina y le dijo a Hanson: “Ahí están nuestros nombres, yo seré Blood y tú serás Sand”.
A partir de entonces, y durante toda su carrera en el football profesional utilizaría el nombre de Johnny Blood.
Daría el salto definitivo al profesionalismo a partir de 1925, cuando firmó con los Milwaukee Badgers, pasando después a los Duluth Eskimos, y más tarde firmaría por Pottsville Maroons.
En el último partido con los Maroons, y que a la postre fue el último partido jugado por dicho equipo en la NFL, anotó dos touchdowns contra los Greenbay Packers, que se enamoraron del jugador y le ofrecieron un contrato para la siguiente temporada.
Se dice que cuando Curly Lambeau negoció el contrato con Johnny, le ofreció 110 dólares a la semana si no bebía alcohol a partir del miércoles, y 100 dólares si no se cumplía esta norma. Por supuesto, el bueno de Johnny aceptó los 100 dólares y siguió bebiendo a placer. Más tarde, Lambeau le pagó los 110 dólares semanales como premio por su sinceridad y honestidad.
Con los Packers alcanzó sus mayores éxitos, conquistando 4 títulos de la NFL (1929, 1930, 1931 y 1936). Y también realizó sus mayores fechorías, como aquella vez que pidió un adelanto del salario a Lambeau, y este se negó. Le dijo que no le abriría la habitación del hotel por mucho que golpease la puerta, a lo que Johnny respondió de la peor manera posible. Escaló como pudo por una escalera de incendios, y se agarró a una repisa, por la que reptó hasta que se encontró delante de la ventana de la habitación dónde se encontraba Lambeau, saltó una distancia considerable por un conducto de aire e irrumpió en la habitación de forma inesperada para el entrenador, que se llevó la mano a pecho con un susto que jamás olvidaría. Le abrió la cartera y le dio todo el dinero que pedía.
Tras una buena temporada en 1936, el entrenador de los Pittsburgh Pirates, Joe Bach, recibió una buena oferta para entrenar en la universidad, lo que obligó a Art Rooney a buscar al cuarto entrenador en los cinco años de existencia de la organización.
Art Rooney, firmó a Johnny como jugador-entrenador para la temporada de 1937, con la esperanza de hacer un equipo competitivo. Lo gracioso es que Curly Lambeau no pudo comunicar a Johnny Blood su traspaso a Pittsburgh porque nadie sabía dónde se había metido.
El que fuera apodado “vagabundo” por su forma de vida, lo había vuelto a hacer. Finalmente, fue localizado trabajando en un transatlántico en algún lugar entre las Filipinas y San Francisco, y el 26 de agosto de ese año aterrizó en la ciudad para preparar la temporada.
En su primera jugada, del primer partido con los Pirates, Johnny devolvió una patada para un touchdown de casi 100 yardas, lo que llenó de esperanza a toda la organización. Pero todo fue un espejismo, ya que en su primera temporada tan sólo alcanzó un récord de victorias de 4-7. En 1938 todavía sería peor, con un récord de 2-9.
Rooney estaba decidido a despedirlo, y no por lo resultados, sino por sus continuos desmanes y escaqueos. Pero los jugadores lo amaban, y Rooney accedió a darle una tercera oportunidad. En la temporada de 1939, después de empezar con tres derrotas seguidas en los tres primeros partidos, incluida la última por 32-0 contra los Bears, el propio Johnny presentó su renuncia.
Art Rooney contó en una ocasión, que un veterano del equipo le dijo que “Este es el único equipo en el que he estado, donde los jugadores se preocupan por el entrenador en lugar de al revés”.
Después de su terrible récord en Pittsburgh, Johnny Blood continuó dedicado al football durante algún tiempo más, se alistó en el ejercito tras el ataque a Pearl Harbor e incluso terminó su carrera universitaria 26 años después que el resto de sus compañeros.
Cuando en 1963 se inauguró el Pro Football Hall of Fame, Johnny Blood entró en la clase inaugural de 17 miembros.
El personaje que interpreta George Clooney, en la película Leatherheads de 2008, está inspirado en la figura de Johnny Blood, entre otros. Y es que su vida fue un espectáculo de principio a fin, y aunque su paso por Pittsburgh fue desastroso, es justo recordarla.