Los Pittsburgh Steelers perdieron 26-7 ante los Buffalo Bills en Acrisure Stadium. El Gamebook del partido muestra un ataque sin ritmo, una defensa sobrecargada y un desarrollo muy alejado de la identidad competitiva que el equipo busca mantener. El análisis deja una conclusión clara: Pittsburgh tiene un problema ofensivo que trasciende el marcador.
Un ataque sin respuesta: solo 166 yardas totales
El dato central del partido son las 166 yardas totales que logró Pittsburgh. La cifra resume una actuación pobre, sin explosividad y sin continuidad. Los Steelers terminaron con 58 yardas de carrera y 108 yardas de pase netas, muy lejos del nivel que exige la NFL.
- 3 de 9 en terceros downs (33%)
- 10 primeros downs en todo el partido
- 18:01 de posesión frente a 41:59 de Buffalo
Con estos números, el ataque apenas pudo sostener drives. El fumble de Aaron Rodgers al inicio de la segunda parte, devuelto para touchdown, marcó el punto de inflexión que inclinó el duelo hacia Buffalo.
Aaron Rodgers, sin ritmo en su regreso
Aaron Rodgers volvió al campo, pero su producción fue limitada: 10 de 21 pases, 117 yardas y 1 fumble perdido. La línea ofensiva permitió presión temprana, el juego terrestre no abrió espacios y el equipo nunca encontró profundidad.
La falta de ritmo se reflejó en los drives: Pittsburgh acumuló tres posesiones de menos de dos minutos en la primera parte, lo que impidió que la defensa descansara.
Jaylen Warren, el único punto positivo
El único touchdown de Pittsburgh llegó de la mano de Jaylen Warren, que anotó en una carrera de una yarda tras una recuperación de fumble. Warren terminó con:
- 10 carreras para 35 yardas y 1 TD
- 2 recepciones para 9 yardas
Fue la única pieza capaz de generar continuidad, aunque sin apoyo suficiente para cambiar la dinámica.
La defensa resistió, pero murió por desgaste
La Cortina de Acero comenzó el partido con una intercepción de Brandin Echols. La unidad respondió en el primer cuarto, pero la falta de descanso pasó factura. Buffalo dominó el reloj y acumuló 372 yardas ofensivas, con un plan basado en el juego de carrera.
- James Cook: 32 carreras, 144 yardas
- Ray Davis: 9 carreras, 62 yardas
- Josh Allen: 123 yardas de pase, 1 TD, 1 INT
El drive más demoledor fue el del último cuarto: 15 jugadas, 83 yardas y 8 minutos para el 23-7. Ese avance definió el partido y reflejó el agotamiento de una defensa que pasó 42 minutos en el campo.
Conclusión: un aviso serio para Pittsburgh
La derrota no es solo un tropiezo. Es una señal de que el ataque de los Steelers está atascado y limita el techo del equipo. Sin poder estirar el campo, sin ritmo y con problemas en terceras oportunidades, la defensa queda expuesta a un desgaste insostenible.
Pittsburgh necesita respuestas urgentes. Responderá la semana que viene, pero este partido deja claro que el margen de error se ha reducido al mínimo.


















































































