Cuando hablamos de grandes amistades que cruzan fronteras, pocas son tan singulares como la que unió a Dan M. Rooney, dueño de los Pittsburgh Steelers, y a Tony O’Reilly, empresario irlandés y exestrella del rugby. Dos hombres muy distintos en origen y trayectoria, pero con puntos en común que marcaron sus vidas: el deporte, Irlanda y un compromiso con hacer las cosas de manera diferente.
Tony O’Reilly: de estrella del rugby a magnate internacional
Antes de convertirse en uno de los empresarios más influyentes de Irlanda, Tony O’Reilly brilló en el campo de rugby. Nacido en Dublín en 1936, debutó con la selección irlandesa a los 18 años, convirtiéndose en uno de los internacionales más jóvenes de su época.
Pronto se ganó fama por su velocidad y estilo ofensivo, y fue convocado por los British & Irish Lions, con quienes jugó giras históricas en 1955 y 1959. De hecho, todavía hoy conserva el récord de más ensayos anotados por un Lion en giras: 37 en total. Su carrera deportiva lo convirtió en un referente en Irlanda, alguien que demostraba que los jóvenes de la isla podían destacar en escenarios internacionales.

Tras colgar las botas, O’Reilly no abandonó el espíritu competitivo: lo trasladó al mundo de los negocios. Su gran salto llegó con la compañía Heinz, donde escaló hasta convertirse en director general y luego en presidente. Bajo su liderazgo, la marca no solo creció como gigante alimentario, sino que también estrechó lazos con Pittsburgh, la ciudad natal de los Steelers.
Dan M. Rooney: Steelers, familia y compromiso social
Dan Rooney, por su parte, era la viva imagen de los valores familiares y comunitarios de Pittsburgh. Nacido en 1932, hijo del fundador de los Steelers, convirtió al equipo en uno de los más respetados de la NFL.
Con él al frente, los Steelers vivieron su época dorada: seis Super Bowls, decenas de estrellas y un estilo de juego que reflejaba la dureza de la ciudad acerera. Rooney también dejó huella fuera del terreno de juego: impulsó la “Rooney Rule”, que abrió oportunidades para entrenadores de minorías, y dedicó años a estrechar lazos con Irlanda, hasta ser nombrado embajador de EE.UU. en Dublín (2009-2012).

Heinz Field: cuando Pittsburgh se tiñó de rojo ketchup
La amistad entre Rooney y O’Reilly se hizo especialmente visible a comienzos de los 2000, cuando Heinz, gracias a la influencia de O’Reilly en la compañía, firmó el patrocinio del nuevo estadio de los Steelers. Así nació el mítico Heinz Field, inaugurado en 2001, que durante dos décadas fue la casa del equipo y un símbolo de la unión entre la tradición industrial de Pittsburgh y la marca más famosa de la ciudad.
Para Rooney, no era solo un acuerdo comercial: era también un gesto de amistad con O’Reilly, que había llevado a Heinz a lo más alto.

The Ireland Funds: filantropía para unir, no dividir
Más allá del deporte y los negocios, Rooney y O’Reilly compartían otra pasión: Irlanda. En 1976, ambos fueron impulsores de The Ireland Funds, una organización filantrópica nacida para apoyar proyectos de paz, educación y cultura en Irlanda, en pleno contexto del conflicto en el norte.
La idea era clara: ofrecer a la diáspora irlandesa en Estados Unidos y a simpatizantes de todo el mundo una vía para apoyar a Irlanda sin recurrir a causas violentas. Con el tiempo, The Ireland Funds se convirtió en una red global que ha financiado miles de iniciativas sociales y culturales.

Una amistad que cruzó el Atlántico
Lo que unió a Dan Rooney y Tony O’Reilly fue mucho más que un contrato o un evento deportivo. Fue una amistad sincera, entre un hombre de Pittsburgh que siempre vivió con humildad y un irlandés que pasó de ser ídolo del rugby a capitán de industria.
Juntos, dejaron un legado que sigue vivo: en los Steelers, en Heinz Field, en The Ireland Funds y en la relación especial entre Estados Unidos e Irlanda, que pone su broche de oro este fin de semana, en el primer partido de la NFL en Dublin.
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